1) Mejora la flexibilidad metabólica. Es el estado en el cual es cuerpo usa los distintos sustratos energéticos según el contexto. Muchos deportistas, tras años de consumo muy elevado de carbohidratos se vuelven glucodependientes, perdiendo tanto la capacidad de oxidar grasas como la sensibilidad a la insulina (necesidad de más carbohidratos cada vez).
2) Incrementa nuestra respuesta a los carbohidratos. Ligado a la flexibilidad metabólica, nos vuelve más sensibles a la insulina y reduce la resistencia a esta, lo que nos vuelve más eficientes para rellenar y reponer nuestros depósitos de glucógeno durante y después de los entrenamientos.
3) Beneficia al sistema nervioso. El no ingerir alimentos nada más levantarnos hace que el organismo entre en señal de alarma. Este estado estimula el sistema nervioso simpático, con beneficios para el sistema neuronal, cognitivo y en la concentración.
4) Mejora el descanso. Nuestro sistema hormonal no está acostumbrado al ritmo de vida actual. Además, el deporte, por la bajada del porcentaje de grasa y el aumento del cortisol también puede desregular nuestros biorritmos. El AI nos ayuda a sincronizarlos, estimulando por la mañana las hormonas que nos permiten afrontar con garantías el día. Liberando por la noche serotonina, melatonina y hormona de crecimiento entre otras que nos facilitan y mejoran el descanso y la recuperación.
5) Facilita la recuperación. El reducir la ventana de ingesta de alimentos reduce los indicadores de inflamación en el organismo, lo cual mejora el estado general de salud y la recuperación entre entrenamientos.
6) Mejora la potencia. Un estudio demuestra que el AI es efectivo para la pérdida de peso, logrando incluso aumentar la masa muscular. Menos peso, más fuerza = más potencia.
7) Fortalece el sistema inmune. Gracias al AI podemos aumentar la autofagia y ésta, entre otros beneficios va a modular y potenciar nuestro sistema inmune. Esa mejora del sistema de defensa es vital para evitar enfermedades en períodos de fuerte carga de entrenamiento.
8) Potente antienvejecimiento. La autofagia producida durante los periodos sin ingesta potencia nuestro sistema antienvejecimiento tanto muscular como en el cerebro.
9) Aumenta la motivación. Cuando se enciende el sistema de alarma por no ingerir comida al levantarnos, favorecemos una mayor estimulación de adrenalina, noradrenalina y dopamina, aumentando nuestro bienestar y motivación.
10) Mejora el funcionamiento gastrointestinal. Muchos deportistas tienen problemas intestinales a largo plazo. El AI favorece nuestra microbiota y mucosa gástrica, favoreciendo múltiples áreas y entre ellas el rendimiento en competición.
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https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21106691/
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